CONVERGENTE, DIVERGENTE Y REVOLUCIONARIO

Los Hijos de Mafalda, en el marco de nuestro proceso de formación política, realizamos permanentemente cines-foros, y en el último realizado, el sábado 2 de enero de 2016, vimos la película “Divergente”. La discusión sobre la película se demoró un poco, pues debíamos resolver algunos temas relacionados con las acciones y tareas de nuestra orgánica, pero, finalmente, la discusión se llevó adelante en términos más amplios. Fue así como las y los compañeros comenzaron a exponer diversos elementos, asociados principalmente a los conceptos de convergente, divergente y revolucionario. Ahora, antes de continuar, creemos que es necesario definir y describir, a lo menos, los dos primeros conceptos mencionados.

 

La concepción de lo divergente “se aplica a la línea o superficie que se aparta de otra línea o superficie[1]”. Otra acepción corresponde a lo “que tiende a no coincidir con las ideas y tendencias sociales, culturales o económicas de otros u otras”. Un tercer significado señala que “se conoce como divergente el irse apartando sucesivamente unas de otras, dos o más líneas o superficies”. La expresión divergente es de origen latín “divergens” o “divergentis”, que expresa “separación” o “diferencia”. Finalmente, “el término divergente puede ser usado en diferentes contextos y, de ahí su importancia de poseer el conocimiento de su significado. Divergencia es sinónimo de discrepancia, disconformidad, diferencia, desacuerdo, por lo tanto, en sentido figurado es ostentar diferentes puntos de vista[2]”. Como contraparte, el concepto “convergente” es todo lo que tiende a un mismo punto, que sigue una misma línea, es decir, es todo lo contrario al concepto expuesto antes.

 

Ahora bien, volviendo a la película, allí se nos muestra una sociedad dividida entre 5 clases o castas, acompañadas de un grupo de des-castados o abandonados, quienes, por diversos motivos, no aceptaron ser parte de una de estas clases o fueron rechazados por alguna de ellas. Se podrá comprender que los descastados o rechazados no representan ningún problema para el sistema, ya que, por su condición, son intrascendentes, pues viven de la caridad y de las sobras. Por otro lado, se encontraban las personas divergentes, sujetos que manifestaban la capacidad de cumplir con las características y cualidades de más de una clase o casta, y dicha condición los transformaba en sujetos peligrosos para el orden social establecido, y por lo mismo, debían ser eliminados. El mensaje central, como se podrá inferir, es que todos debemos acomodarnos en uno u otro lugar, puesto o posición, y el que no cumpla será rechazado y descastado. En el caso que éstos desarrollaran conductas y acciones que no sean las pre-definidas, algo así como una persona innovadora, ésta debe ser eliminada. Finalmente, la película, en su clímax, nos entrega el siguiente mensaje, cual es que, a pesar de la persecución de las personas y la intención de eliminar a dichos sujetos divergentes, aquellos son fundamentales para la subsistencia de la humanidad.

 

Algunos se preguntarán qué relevancia tiene esta película, y el tema de la misma, y por qué nosotros dedicamos tiempo a dar una discusión de carácter político sobre el tema. Frente a esta pregunta, nos gustaría contestar con otra, que hace referencia a cuál es la característica de nuestra sociedad, ¿somos convergentes o divergentes?

 

 

Inicio del Desarrollo Social. Los Sujetos

Comenzaremos exponiendo que existe un conjunto de temores y normas, que la gran mayoría de las personas no tenemos incorporadas al momento de nacer. De esta forma, los niños y niñas comienzan a dar sus primeros pasos sin mayores miedos, enfrentándose al mundo con la amplitud que les entrega la ignorancia de las consecuencias de sus acciones. Esta libertad les permite enfrentar su vida de forma innovadora, potenciada por una imaginación ilimitada, y es así como ellas y ellos no tienen grandes problemas, pues, frente a cualquier dificultad, encuentran más de una solución. La capacidad creativa e imaginativa de niños y niñas es espectacular, hecho que constantemente sorprende a nosotros los adultos, a tal punto que, muchas veces, nos lleva a poner y establecer normas y conductas. Más de alguno de ustedes, frente a las soluciones a algún problema que han presentado los niños, se han visto en la necesidad de decir “no se puede”, “no es así como funcionan las cosas”, o sencillamente dicen “así no es”.

 

Con lo expuesto, queremos establecer que el pensamiento de los niños y niñas es “divergente”, tipo de mentalidad que se mantiene y prolonga en el tiempo, hasta que ellos y ellas comienzan su proceso de socialización formal, o sea, inician su periodo escolar. Esto es muy lógico, ya que el colegio es la institución destinada a uniformar a la población, o generar conductas “convergentes”. En el colegio, tanto los niños como las niñas comienzan a aprender, que ellos ya no pueden hacer nada sin la instrucción u orden correspondiente, ya que si realizan actividades por su propia iniciativa, aprenderán que éstas serán sancionadas e incluso castigadas.

 

La lógica “convergente”, que comienza a instalarse en la escuela, nos enseña que el error y la equivocación son sujeto de sanción o castigo, y por lo mismo, gracias a las pruebas y controles, aprendemos también que existe una sola forma de hacer las cosas, y ésta es la que indica el maestro o la maestra. Por lo tanto, todo lo que no sea enseñado por el profesor o profesora, caerá en el error y será mal calificado. Este ejercicio finalmente termina limitando la capacidad creativa de niñas y niños.

        

Como se comprenderá, el pensamiento convergente no se aprende de forma inmediata, este es parte de un proceso que da inicio en 1° básico, y continúa hasta que terminamos nuestro proceso de socialización formal. Dicha situación implica necesariamente, que pasamos un mínimo de 12 años aprendiendo cómo se deben hacer las cosas correctamente, o sea, en este periodo de tiempo aprendemos forzosamente que existe una sola forma, una matriz única de cómo enfrentar los problemas y la vida. Paralelamente, se nos enseña que la equivocación es sancionada, por lo mismo, debemos hacer todo lo posible para no equivocarnos, pues asumimos que nuestros errores traen asociadas una sanción o castigo.

Una de las consecuencias más graves del pensamiento convergente, es que los sujetos aprenden a no equivocarse, pues han terminado naturalizando la sanción y el castigo. Por consiguiente, dicha conducta es el reflejo de la internalización de una sola forma de hacer las cosas, hecho que limita la capacidad creativa, la experimentación y la osadía necesaria para intentar hacer cosas nuevas.

 

El que las sociedades opten intencionalmente en la generación del pensamiento convergente en su población, no es en ningún caso un hecho casual, ya que éste es necesario para la paz y el orden social, pues imagínense, como diría José Johnso, profesor y antiguo militante de Los Hijos de Mafalda, un curso con 40 cabros chicos creativos, parecería una reunión de monos traviesos, lo que haría incontrolable al curso. El tema es que la existencia de 40 cabros chicos creativos en un curso, puede ser una experiencia maravillosa, si tanto el profesor o profesora, así como también el sistema de educación, estuvieran capacitados para trabajar con dicha diversidad, pero en nuestro país (y en gran parte del mundo) el sistema escolar no se encuentra preparado, o más derechamente, no le interesa tener una población creativa, imaginativa y, mucho menos, osada.

 

Ahora bien, como señalamos antes, el pensamiento convergente en ningún caso es casual, ya que éste se traduce posteriormente en actitudes y conductas, formas de comportamiento social, que son entendidas como acciones institucionalizadas, destinadas a que los sujetos no cuestionen el quehacer social, la historia, la verdad y la autoridad consagrada, todo ello para asegurar finalmente un modelo social determinado, el que se ha asociado principalmente a los modelos de producción masiva capitalista y militares.

 

Materialmente podemos observar, a simple vista, un conjunto de elementos que así lo determinan. En primer lugar, nos encontramos con el uniforme, que tiene como objetivo igualar a toda la población escolar. Ahora bien, usted podrá pensar que hoy no existe un sólo tipo de uniforme, como hace unas décadas atrás, pero por muy diferentes que sean, las y los estudiantes no dejan de estar uniformados. En segundo lugar, existe la formación y el respeto por lo valores patrios, llámense himno nacional y bandera, todas ellas características de la institución militar. También podríamos aseverar que el pensamiento convergente, expresado en el uniforme es la máxima expresión de igualdad de nuestra sociedad, pero ese es otro cuento.

 

Por otro lado, tanto la entrada como la salida de las salas de clases, se realiza mediante información auditiva, en antaño fue la campana la que marcaba esos momentos, hoy es un timbre. Debemos agregar también que la estructura del orden de las salas, o sea, las mesas en una sola dirección, implican el mismo modelo de producción fabril, donde las personas se ubican en mesas con una misma orientación, situación que busca, entre otras cosa, evitar que el personal hable entre sí, con el objeto de prestar atención exclusiva a quien dictamina el quehacer. Esto nos permite concluir que lo que busca la instalación del pensamiento convergente, instaurado por nuestro sistema de educación, es generar un tipo de población ordenada y obediente, la que vive sistemáticamente amenazada por la efectiva sanción asociada al error y la equivocación.

 

 

Por Qué es Necesario Eliminar el Pensamiento Divergente.

El pensamiento divergente debe ser eliminado, a juicio de quienes nos dominan, ya que éste lo asocian al desorden y al caos. Retomemos el ejemplo puesto por el profesor José Johnson, ese que nos hace preguntarnos qué hace un profesor con 40 estudiantes creativos e imaginativos en una sala de clases. La respuesta normal y natural es que la profesora o el profesor se vuelven locos, situación fácil de comprender bajo un modelo educativo neoliberal o capitalista, ya que los dos deben tener características militares, pues su principal objetivo es generar una población homogénea, que finalmente no cuestione ni la autoridad, ni el poder ni el orden consagrado. El divergente es peligroso por muchos motivos, el primero de ellos es que no necesariamente se adapta a los patrones institucionales, ya que siempre está pensando y “craneando” cómo se podrían hacer mejor las cosas, o está imaginando cosas nuevas, o simplemente el divergente vive haciendo preguntas incómodas, y lo más peligroso de este tipo de pensamiento, es que puede llegar incluso a cuestionar la validez del orden establecido, y si el divergente se transforma en pensamiento revolucionario, finalmente puede asumir la responsabilidad no sólo de criticar, sino que de transformar el orden establecido.

 

         El pensamiento divergente es totalmente creador y osado, no le teme al error ni menos al fracaso. Aunque ustedes no lo crean, el pensamiento divergente es la base del pensamiento científico, ya que éste no sólo permite la posibilidad del error y la equivocación, sino que lo entiende y valora, pues asume que el ser humano ha aprendido a través de su historia más de los fracasos que de los aciertos, al fundarse en la premisa del ensayo y error, donde la equivocación es el paso necesario para seguir aprendiendo. Los divergentes tienden a cuestionar el mundo, pero al mismo tiempo desarrollan y exponen nuevas formas de enfrentar los diversos problemas. Son innovadores, pues al no tener temor a equivocarse, experimentan y crean. Los divergentes entienden que es mejor atreverse que quedarse estáticos, elemento esencial de la ciencia. Para los que no crean esto, sólo deben preguntarse cuántos ensayos o cuántas hipótesis se han realizado frente a un problema, y cuántas de estas han sido ciertas al primer intento. Debemos pensar cuántas equivocaciones y errores se produjeron antes de descubrir la vacuna contra la poliomielitis, o la gripe española, o cuántas vacunas se han creado para combatir el SIDA, y que a la fecha no han logrado su objetivo final, pero cada experimento ha significado un avance hacia el conocimiento del síndrome y por añadidura de otras enfermedades, y a pesar de las equivocaciones, los científicos no cesan en dicho proceso, aunque éste signifique un nuevo error o fracaso.

 

         Como ya lo expusimos, el pensamiento divergente tiene la condición de poder transformarse en pensamiento revolucionario, que a pesar de ser conceptos cercanos o tener una misma fuente, son diferentes, ya que el pensamiento revolucionario puede asumir la responsabilidad de transformar la realidad, lo que implica necesariamente abandonar la soledad y el individualismo, para transformarse en organización política. Debemos comprender que la mayoría de las personas con pensamiento divergente, a pesar de sus cualidades, asumen un conjunto de conductas y patrones de comportamiento, que generalmente las termina aislando de la sociedad, ya que en muchos casos el nivel de rechazo e incomprensión es tan alto, que estos sujetos prefieren distanciarse del mundo, que sistemáticamente les asegura que viven en el error. Lo contrario ocurre con el pensamiento revolucionario, ya que los divergentes que asumen esta condición, asumen conductas y discursos transformadores, con los que buscan y persiguen despertar y organizar a la mayoría convergente, con la finalidad de transformar la situación que ellos, los revolucionarios, consideran injustas.

 

         El pensamiento revolucionario no sólo busca modificar algunas situaciones. Por el contrario, persigue trasformar la realidad, construir una nueva, por lo que se ve en la obligación de asumir liderazgo ante sus iguales. Este tipo de pensamiento no busca la destrucción, como nos han hecho creer, todo lo contrario, busca la construcción de una sociedad donde reine la justicia social, y no la igualdad generada por la convergencia uniformadora.

 

         El pensamiento convergente, se funda en la lógica del status quo, que no busca transformar ni cambiar nada, y por lo mismo, establece que hay que hacer las cosas siempre de la misma forma, ya que de esta manera se obtendrán siempre los mismos resultados. En contraste, el pensamiento divergente persigue innovar y crear cosas y situaciones dentro del mismo modelo de sociedad. Finalmente, el pensamiento revolucionario postula la construcción de una nueva realidad y asume la responsabilidad de transformarse en un actor relevante en dicho proceso.

 

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Mario Paz Montecinos

Militante del Partido Constituyente

Y de Los Hijos de Mafalda

Sección Estación Central

 

“El Mayor Compromiso Con Nuestro Pueblo Es La organización.

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partidoconstituyente@gmail.com

https://www.loshijosdemafalda.cl/

info@loshijosdemafalda.cl

 

 

 

 

[1] https://es.thefreedictionary.com/divergente

[2] https://www.significados.com/divergente/