Hoy, Ayer y Mañana

    Cuando termina la tiranía en Chile (1990), la desigualdad entre el 5% más rico y el 5% más pobre era de 140 veces; cuando termina la dictadura de Ricardo Lagos subió a 220 veces, y durante la dictadura del financista especulador de Sebastián Piñera llegó a 833 veces, pasando por el medio el primer gobierno de nuestra "santa" y "adorable" presidenta Bachelet.

 

    Cuando termina el gobierno de Salvador Allende el 60% del ingreso era un salario o una remuneración; cuando termina la dictadura de Lagos el 30% del ingreso era un salario o una remuneración. ¿Por qué esto? Porque el modelo político, económico y social democrático concertacionista, que vale mencionar no se ve amenazado por ninguna candidatura en las próximas presidenciables, excepto por la de Eduardo Artés, no es más que la profundización del proyecto de sociedad de una clase social minoritaria y privilegiada, que se ha impuesta a sangre y fuego por sobre a la pertenecemos la mayoría de las chilenas y chilenos.

 

    De lo anterior se desprende, que no es un presidente el llamado a transformar la realidad material y recuperar nuestros derechos (salud, educación, vivienda, trabajo, previsión social, etc.) arrebatados en primera instancia por la tiranía y consiguientemente por esta actual dictadura, sino que son todas y todos los que aún no hemos perdido la esperanza, la fe, la convicción y el amor a nuestro pueblo los llamados, moral y éticamente, a trabajar desde la teoría y la práctica para volver a levantar las fuerzas vivas de la historia que desde la gestación del Movimiento Obrero en Chile hasta la Unidad Popular demostraron que efectivamente mujeres y hombres alfabetizados políticamente, por ende con conciencia de clase y mayor solidaridad, son capaces de construir un poder popular incorruptible e insobornable que los haga concretar el mensaje y la vida material-espiritual que Cristo demostró querer para nosotros; mensaje y vida radicalmente diferente al que nos instalaron por la fuerza los empresarios, los enemigos del amor al prójimo, los enemigos de nuestros pueblos.

 

    Mirando en retrospectiva, si Cristo intervino materialmente en el contexto de injusticia y oprobio de su tiempo, si Cristo optó por los pobres y condenó el pecado basado en la codicia de los ricos, entrando en directo conflicto con las fuerzas del Imperio Romano por tener éste una política incompatible con los fundamentos y prácticas del Amor al Prójimo que profesaba el hijo de Dios; si hizo todo lo posible por liberar a su pueblo de la opresión material y espiritual que los subyugaba, las preguntas serían entonces, como cristianos, ¿le creemos a Cristo? ¿Somos realmente cristianos practicantes más allá del ritualismo que aspira a la mera “salvación” individual? Finalmente, ¿es entonces una visión y una práctica cristiana el quehacer necesario para formar a las mujeres y hombres nuevos que transformarán este modelo que nos está conduciendo a una catástrofe social? Más aún, ¿será acaso contradictorio un proyecto de construcción del socialismo de la mano con el Cristianismo y mensaje axial del Dios del Nuevo Testamento?

 

    Ahora bien, no por ser cristianos vamos suponer, erróneamente, que tiene que llegar un “mesías” a hacer lo que debiéramos hacer todos desde la organización, porque una cosa fundamental que la historia nos ha enseñado, ya en varias ocasiones, que es que no va a ser posible construir y mantener una sociedad estructuralmente nueva si nuestro pueblo no se educa, alfabetiza, organiza y actúa consciente políticamente como clase trabajadora en sí y para sí.

 

Mario Ramírez Flores

Militante  Los Hijos de Mafalda.

Sección Tocopilla

“El Mayor Compromiso Con Nuestro Pueblo Es La organización.

Súmate Al Trabajo de Los Hijos de Mafalda”

 

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